Con unas ropas negras, unas máscaras blancas y un poco de miedo (teñido de todos los colores), nos montamos en la furgoneta dirección Extremadura el día dieciséis de diciembre. Un@s cuant@s chic@s de la Escuela de Circo íbamos a hacer algo nuevo.
Nuestr@s compañer@s de la Casa Escuela Santiago Uno inauguraban Skrik, una exposición de arte contemporáneo que quiere ser un Grito desde las gargantas de l@s que, a veces, contamos poco ("Skrik" es "Grito", en noruego).
Nos pidieron que hiciésemos "algo" y nos lanzamos a la aventura de preparar performances. Un performance es una actuación escénica en la que la estética y la improvisación juegan un papel principal. Nunca hemos hecho nada parecido y tenemos unas ganas locas de probar.
Preparamos tres acciones:
- En la primera, para acompañar a los discursos de inauguración, vimos un personaje que trata de alcanzar la cima de una escalera a la que, cada vez que intenta subir, se le bajan los peldaños... Al final, un salto hacia el éxito: la cumbre.
- La segunda fue un poema coral recitado mientras deambulábamos por la sala de exposiciones y que luego fue colocado en distintos lugares del recinto.
- La tercera, un Grito rebelde contra la injusticia, la explotación y la desigualdad económica.
Nos lo pasamos muy bien y conocimos sensaciones nuevas. Provocamos, como suele provocar este tipo de arte y promovimos el debate en la Casa (antes y, esperemos, también después).
Nos ha gustado la experiencia. Tenemos ganas de más, pero será en otro momento, que ahora nos toca ensayar para que las actuaciones pendientes antes de Navidad salgan como toda@s deseamos.