El pasado día 17 de agosto salimos bien temprano de Salamanca, desde la Casa Escuela Santiago Uno, con las pilas bien cargadas y a la expectativa, con los bártulos a cuestas para disfrutar de otro pequeño gran momento de nuestra humilde Escuela de Circo.
Tras nervios y horas de ensayos con diferentes materiales, pues realmente no sabíamos con qué nos íbamos a encontrar en Getafe, nos llevamos una enorme sorpresa... y grata, muy grata... pudimos vivir en primera término la muy buena organización del evento, así como la incansable disposición personal para hacernos sentir parte de algo muy grande.
Vernos en pantallas kilométricas sobre un escenario con la iluminación, sonido y tamaño propio de un concierto de música en un estadio, fue toda una experiencia, pero más nos impactó la marea humana de miles de personas de diferentes nacionalidades y banderas y más banderas, todas aunadas bajo un estruendo de fuegos artificiales, que para sí querría el Ayuntamiento de una gran ciudad, poniendo la guinda a un buen festejo.
Regresamos de madrugada con los deberes bien hechos y con muchas anécdotas en los bolsillos... eso sí, las palabras se quedan cortas para dar cuenta de tanta calidad en todos los sentidos imaginables.