Desde que nos enteramos que íbamos a llevar
a Don Circote de la Carpa a Vitoria-Gasteiz hemos andado revolucionad@s, con
los nervios a flor de piel, sobre todo en los últimos ensayos porque para algún@
de nosotr@s ésta era la primera vez.
La llegada al albergue que nos prestaron
desde Itaka Escolapios nos trajo una agradable sorpresa porque el sitio era muy
bonito y ya nos hacíamos a la idea de en qué camas íbamos a dormir como una
gran familia, aunque cada vez más nervios@s ante la expectativa y dejando de
lado a un abejorro que también quiso aportar su granito.
Con los nervios por triplicado nos fuimos
al Calasanz de Vitoria-Gasteiz donde nos esperaba un público muy variado que
sorprendió a l@s que menos tiempo llevábamos en esto porque, una vez superada
la vergüenza inicial, incluso a pesar de “ser mayores y las tonterías que
decíamos” estaban atent@s, se reían y les gustaba.
Algunas cosas nos salieron mejor sobre el
escenario que en los ensayos, imaginamos que ayuda la presencia de tantas personas
empujándonos para bien, aunque otras no salieron que deberían y tuvimos que
improvisar, que también es importante hacerlo sin que se note… de hecho en
algunos momentos de una improvisación ha nacido una parte de un número porque
comprobamos que el público lo disfrutaba.
Como no era una, sino dos las actuaciones
que teníamos previstas, os podéis imaginar el estrés sobre todo en el vestuario
y el maquillaje… “purpurina en abundancia”.
Para nosotr@s hubo un momento muy emotivo
cuando algún@s chic@s con síndrome de down subió, una vez finalizado el
espectáculo, a conocernos porque les había encantado.
Salimos de la ciudad con un pequeño susto… la
Policía nos paró porque algun@s de nosotr@s encajábamos con la descripción de
l@s protagonistas de un problema, no se andan con chiquitas ahí, no… menos mal
que estaban ahí l@s educador@s para aclarar el asunto.
Pero aún quedaba viaje… y novatadas, claro,
así que aprovechando los dulces sueños de algun@s y las pinturas que teníamos a
mano algun@s otr@s...
En resumen, una bonita experiencia que nos
llenó de alegría y que deberíamos repetir.
