Nuestro “problema” no es la ceguera, ni la sordera, ni el
hecho de que tengamos dificultades con la movilidad… porque el ritmo viene por
dentro, te sube, te baja, te agita y te hace conectar con el resto de la
humanidad… y nos llena de alegría, un sentimiento que no queremos que se acabe
y ahí sí, podríamos tener un “problema” porque no queremos que ese momento llegue a su fin.
En colaboración con la Universidad de Salamanca (USAL), utilizando
nuestra Escuela de Circo como herramienta de inclusión, ayer hemos podido disfrutar
con un montón de personas que nos han hecho ver que las limitaciones muchas
veces las ponemos nosotr@s, que gran lección nos han dado mientras se afanaban
en seguir el ritmo que proponíamos tanto con los instrumentos de percusión como
con nuestro propio cuerpo, y cómo no, también ell@s han tocado y bailado. Un
verdadero espectáculo, esto sí que ha sido magia.
Una noche increíble de un bonito verano en la que a pesar de
haber salido a la carrera nada más cenar, no nos hemos atragantado, sino que
nos ha hecho una muy buena digestión a la luz de la Luna.
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