Nos vamos bien temprano a Alcalá de Henares,
con los cachivaches cargados en las furgonetas y con ganas de estar allí…
aunque el “paseo” es agradable a la vista (si un@ no se queda dormid@, que dada
la hora y el “run run” del motor es más que probable) lo que hace que pasemos
un buen rato decidiendo quién se sienta en la parte de adelante, algún día lo
vamos a tener que hacer con el “aplausómetro”; sería algo así, cuando se acaben
los talleres, exhibición o espectáculo, medimos los aplausos y que decida el
público con su intensidad (el público no tiene que saber esto porque si no a lo
mejor se harían trampas).
Esta ya es una cita ineludible en nuestro
calendario porque nos encanta acercarnos al Colegio Calasanz para disfrutar de
su buen ambiente y fraternizar, formando una comunidad educativa increíble, que
este año además celebra(mos), incluyendo todas las obras de las Escuelas Pías, el
Año Jubilar Calasancio, conmemorando los 400 años del nacimiento de la
Congregación y los 250 años de la canonización de Calasanz.
¡Ahí es nada!
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