Y por supuesto, allí estuvimos con nuestro coro dispuestos a
deleitar los oídos de los comensales con nuestras angelicales voces.
El público nos ovacionó, no sabemos muy bien si porque
realmente les gustó, o porque tenían hambre y querían ponerse a cenar.
El caso es que más allá de las bromas tenemos que darnos la
enhorabuena porque lo hicimos realmente bien, y eso se podía ver en las caras de
felicidad de los asistentes.
Tras la cena, pudimos hacer mejor la digestión gracias a un
divertido bingo en el que no nos llevamos nada, pero a pesar de ello sí que nos
llevamos la satisfacción de reencontrarnos con algunos de los nuevos amigos que
hicimos durante el Intercambio del 5x5x5; lo cual puso la guinda al pastel de
esta cena casi mágica.
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