Aquí no sabemos lo que es eso de descansar; todavía
convalecientes de nuestro periplo por Europa, hemos vuelto y estamos aquí para
darlo todo.
¡Qué fácil es liarnos! Y es que nos debemos a nuestro
público, y si el público pide espectáculo, no podemos evitar querer dárselo. Y
así lo hicimos ayer tras la celebración de las III Jornadas Formativas
celebradas en Santiago Uno.
Desde la Casa Escuela Santiago Uno, y en colaboración con PETALES (Asociación de ayuda mutua para padres, familiares y afectados de trastorno del apego), se han organizado una serie de charlas con el objetivo de concienciar y asesorar a los afectados y familiares que conviven con este tipo de problemas; y tras las instructivas ponencias, apareció nuestra Escuela de Circo dispuesta a dar espectáculo a los asistentes antes de que nadie pudiera echarnos de menos.
Desde la Casa Escuela Santiago Uno, y en colaboración con PETALES (Asociación de ayuda mutua para padres, familiares y afectados de trastorno del apego), se han organizado una serie de charlas con el objetivo de concienciar y asesorar a los afectados y familiares que conviven con este tipo de problemas; y tras las instructivas ponencias, apareció nuestra Escuela de Circo dispuesta a dar espectáculo a los asistentes antes de que nadie pudiera echarnos de menos.
Zancos, bomba, magia, música, trapecio, baile, capoeira,
malabares y peligrosas actuaciones con “el aro de la muerte”. Ayer lo dimos
todo para dejar claro quién manda aquí; y vaya si mereció la pena.
Carcajadas, risas, aplausos interminables, e incluso
lágrimas; pero de las de emoción, de las que tienen un regusto dulce
porque llegan directamente del corazón y contagian a todo aquel que las ve llegar.
Todo salió a pedir de boca y el público pedía más y más.
Mención especial a nuestro nuevo técnico de sonido, que pese a tener un
encontronazo con Siri durante la actuación de capoeira supo sobreponerse para
que todo el mundo pudiera disfrutar del espectáculo.
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